Cuando le preguntaron a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que fue el primer signo de civilización en la Humanidad, Margaret respondió que había sido un fémur fracturado y sanado, es decir, cuidar unos de otros y no dejar a nadie atrás. En MONO ESCENA tenemos un compromiso con esta idea y entendemos los cuidados como parte esencial del ser humano y de la civilización.
Esta forma de ver la vida hace que nos resulte innegable el humanismo intrínseco en las artes y, de forma más evidente que en ninguna otra, en el teatro. Por ello, consideramos que dar la espalda las personas en riesgo de exclusión va en contra de este arte y de la propia Humanidad.
En línea con esta visión, en MONO ESCENA ofertamos clases y talleres con un método en el que no se prioriza la técnica relacionada con las artes escénicas, sino su valor integrador. Somos conscientes de que la educación no formal a menudo aporta espacios seguros de comunicación y de desarrollo para las personas en riesgo de exclusión; así como también somos conscientes de que a través de la interpretación trabajamos la empatía, el respeto a los demás, el trabajo en equipo… Si añadimos a esto la multitud de elementos que ayudan al desarrollo de la psicomotricidad y psicoafectividad, nos encontramos con una oferta formativa solvente y de calidad que supera con mucho cualquier valor que le pueda otorgar el mercado.